Con la extensión del uso de los llamados teléfonos inteligentes, se está percibiendo equivocadamente, que la brecha digital de género se está cerrando en las generaciones más jóvenes. Es cierto que cada vez, desde más temprana edad, niñas y niños interactúan con todo tipo de dispositivos electrónicos, redes sociales y aplicaciones. El uso generalizado de estos dispositivos no significa que sea un uso efectivo desde el punto de vista educativo, orientado a la capacitación digital.
Según el informe “Panorama de la Educación 2017: indicadores de la OCDE”, en España un 15% de chicos frente a un 7% de chicas de secundaria tenían la expectativa de trabajar en el ámbito de la ciencia y la tecnología a los 30 años. Faltan políticas educativas de igualdad, programas y suficientes apoyos institucionales para derivar ese interés por lo “virtual”, hacia el aprendizaje y la formación para convertirse en expertas TIC.
Ya en 1995 la Comisión Europea determinó que “Las TIC, (tecnologías de la información y de la comunicación)” era uno de los cuatro grupos de nuevos yacimientos de empleo. Las competencias tecnológicas representan la verdadera alternativa en las oportunidades de negocio y de empleo, por lo que la actual brecha digital de género incrementada en el medio rural, está suponiendo una barrera para el acceso de las mujeres a las tecnologías y a los puestos laborales de este y otros sectores en los que, a pasos agigantados, se están digitalizando como método de optimización de los procesos de trabajo.
El Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos trabaja para dotar a las mujeres de habilidades digitales a través de talleres formativos llevados a cabo en el medio rural de Castilla y León.