Durante años, las operadoras contaban con una clara diferenciación en sus precios de conexión a Internet. Estaban las tarifas que se aplicaban a las zonas urbanas y las que se aplicaban a las zonas rurales, es decir, aquellas que tienen menos población y que resultan, por tanto, menos atractivas desde el punto de vista económico. Los hechos demuestran que las altas velocidades de navegación y las últimas innovaciones tecnológicas tardan en llegar a la España rural.
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